Campos problémicos en los que se dará la discusión
* Violencias estructurales hacia los niños y los jóvenes y su relación con los comportamientos autodestructivos
* Las minorías sexuales en la niñez y la juventud y sus relaciones con el suicidio y otros comportamientos autodestructivos
* Los clasismos, los racismos y los sexismos y su relación con el suicidio y los comportamientos autodestructivos
* Las autolesiones y su relación con las violencias estructurales
* Violaciones, abusos y seducciones a niños niñas y adolescentes y sus relaciones con los comportamientos autodestructivos y el suicidio.
* Las violencias hacia las minorías territoriales en niños, niñas y adolescentes y su relación con los comportamientos autodestructivos.
* Las violencias generacionales contra las niñas niñas y adolescentes y su relación con los comportamientos autodestructivos y el suicidio.
Preguntas orientadoras al interior de la mesa
* ¿De qué manera las diferentes dinámicas de exclusión hacia las niñas, niños y adolescentes se relacionan con el suicidio y los comportamientos autodestructivos?
* ¿De qué manera las violencias como el bullying y otras formas de acoso escolar se relacionan con los comportamientos autodestructivos y suicidas en niñas, niños y adolescentes?
* ¿De qué manera las violencias estructurales, en su relación con las violencias culturales y las violencias directas, contribuyen a la investigación y reflexión crítica de los comportamientos autodestructivos y suicidas en niñas, niños y adolescentes?
* ¿Por qué las tasas de suicidios consumados, intentos de suicidio e ideaciones suicidas presentan tasas más altas en los niños, niñas y adolescentes pertenecientes a la comunidad LGTBIQ+?
* ¿De qué manera las prácticas sociales de exculsión hacia las minorías inciden en los comportamientos autoexcluyentes y suicidas?
* ¿Cómo se relacionan las autolesiones con los comportamientos autodestructivos?
Objetivos
* Contribuir a la generación de nuevo conocimiento en torno a la articulación entre los comportamientos y suicidas y las violencias estructurales, culturales y directas, propuestas por Johan Galtung.
* Contribuir a la despatologización del estudio del estudio del fenómeno del suicidio y los comportamientos autodestructivos y a su reflexión a la luz de las violencias sociales.
* Iluminar las determinaciones psico-sociales y vinculares de los comportamientos autodestructivos como un aporte a la construcción de una visión interdisciplinar de estos fenómenos.
* Fortalecer el diálogo entre las ciencias sociales y humanas en la reflexión de los fenómenos que afectan el desarrollo de los niños, niñas y adolescencias y sus agentes relacionales.
Pertinencia y justificación
La Organización Mundial de la Salud-OMS propone que el suicidio es un fenómeno multideterminado (Zhang, 2019). Una implicación fundamental de esta proposición es que no puede ser comprendido ni abordado desde una sola disciplina; su comprensión reclama una perspectiva interdisciplinaria y su intervención requiere de una acción intersectorial. Esta proposición es aceptada y replicada en el mundo académico, no obstante la mayoría de los manuales y guías de prevención responden a un enfoque centrado en el individuo y, por consiguiente, algunos de los tópicos recurrentes en la literatura sobre el tema son los trastornos individuales como la depresión y la ansiedad, las crisis subjetivas; y, con respecto a la prevención e intervención, las señales de alarma, las orientaciones para abordar una persona en riesgo, los riesgos de reincidencia, etc, todo esto con un enfoque centrado en los individuos. En este texto centraremos el interés en la incidencia de las violencias estructurales en los comportamientos suicidas, con el propósito de enriquecer la reflexión sobre el fenómeno, iluminando ese costado que con frecuencia permanece en la sombra.
El concepto de violencia estructural lo tomaremos del sociólogo noruego Johan Galtung. Según el autor podemos pensar en un triángulo de la violencia que tendría la forma de un Iceberg en el que la violencia directa, -dentro de la cual serían paradigmáticos los homicidios y los suicidios-, sería la parte visible y la más pequeña del iceberg, mientras que habría otros dos tipos de violencias que ocuparían el territorio más extenso y profundo, las cuales no son visibles: se trata de la violencia estructural y la violencia cultural, las cuales serían con frecuencia determinantes de la violencia directa, pero que escapan a la sanción de la ley, a la denuncia social y a la sanción moral. De acuerdo con la propuesta del autor Galtung, J. (1990) la imagen del triangulo de las violencias podría graficarse de la siguiente manera:
La “violencia directa”, tal como lo señalamos, es la expresión más evidente de la violencia. No se limita al homicidio y al suicidio, también incluye la violencia sexual, incluso violencias simbólicas como la calumnia y la difamación y, por supuesto, expresiones colectivas altamente destructivas como la guerra. La “violencia cultural” se manifiesta en la naturalización y exaltación del trámite violento de los conflictos y la “violencia estructural” se manifestaría especialmente en la injusticia social y en todas aquellas prácticas sociales institucionalizadas que favorecen que ciertos grupos sociales sean privados sistemáticamente del goce de bienes materiales, incluida la propia subsistencia, o inmateriales como la identidad y la dignidad. Según el autor cuando en un determinado conflicto siempre ganan los mismos estamos ante un caso típico de violencia estructural, sugiriendo algunos casos emblemáticos de la violencia estructural como el clasismo, el racismo y el sexismo. El autor sugiere que este triángulo se puede rotar de manera que en cada momento el vértice superior y los dos inferiores cambian: cuando en la base, en lo profundo, están las violencia directa y estructural, en el vértice superior se encuentra la violencia cultural como aquella más visible; y cuando en la base están ocultas la violencia directa y la violencia cultural en el vértice superior podemos encontrar, como elemento sobresaliente, la violencia estructural. (Galtung, 1989)
Si bien Galtung, por sus intereses, se centra fundamentalmente en las estructuras socio-económicas, nosotros, por el interés nuestro, podemos destacar también las estructuras de parentesco, las estructuras de la sexuación, inclusive la violencias estructurales articuladas con las identidades territoriales. Es decir que no solamente la estructura de clases sociales favorece la institucionalización de la violencia, sino también las estructuras de parentesco que legitiman e institucionalizan violencias de unas generaciones sobre otras, las estructuras de la sexuación pueden ser el soporte de instituciones como el machismo y el patriarcado que generan violencias contra algunos grupos sociales y la pertenencia a un territorio suele ser también el fundamento silencioso de violencias contra los grupos sociales de foráneos, la cual suele ser más exacerbada cuando se trata de grupos que sufren una o varias formas de marginación como la económica, la étnica, etc.
Para entrar de lleno en la relación entre las violencias estructurales y el suicidio podemos recordad que de acuerdo con la OMS, el 77% de los suicidios consumados ocurren en los países de ingresos bajos y medianos. (Suicidio, n.d.) En lo que se refiere al papel de las estructuras de parentesco no podemos ignorar el papel que juega en el origen de los comportamientos suicidas de niños y jóvenes el incesto y otras formas de violencias sexuales de los adultos sobre los menores en las familias. De acuerdo con los investigadores, la violencia incestuosa contra los menores de edad derive en un amplio espectro de síntomas tanto mentales y físicos en las víctimas que incluyen la depresión e intentos de suicidio. (Rassenhofer et al., 2022)
Con respecto a las estructuras de la sexuación, no podemos pasar por alto que en nuestras sociedades patriarcales y machistas, las minorías sexuales que se identifican con la sigla LGTBIQ, presentan tasas de suicidios consumado y de ideaciones e intentos de suicidio superiores a las presentadas por las poblaciones heteronormativas (Santoyo Báez et al., 2021), siendo más vulnerables al riesgo suicida los jóvenes que han presentado algún tipo de acoso por su identidad sexual (Smith & Reidy, 2021).
Un estudio realizado en Canadá con población de trabajadoras sexuales y trans entre 2010 y 2017, reflejó que experimentan una carga desproporcionada de desigualdades sociales y sanitarias impulsadas por formas de violencia, estigmatización y criminalización (Argento et al., 2019), en los adultos mayores que tienen relaciones sexuales con otros hombres, se establecieron conductas asociadas a la depresión y a las tendencias suicidas. (Chan et al., 2022) Con este primer paso podemos dejar abierta la pregunta sobre el papel que juegan las violencias estructurales en el empuje social al suicidio.