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Resumen de ponencias hasta:
27 de marzo
Inicio del evento 17 de Julio
Fin del evento 21 de Julio

"Políticas públicas de cuidado y educación de la primera infancia en América Latina". Las tensiones entre la inclusión y la profundización de las desigualdades persistentes


Campos problémicos en los que se dará la discusión

Los países de LatAm reconocen un rico recorrido en iniciativas y políticas públicas. de cuidado y educación dirigidas a primera infancia, este movimiento se aceleró y multiplicó en las últimas décadas a partir de la conjunción y convergencia de una serie de procesos. A partir del reconocimiento de estas nuevas dinámicas, la mesa se propone abordar algunos de los campos problemáticos de las políticas dirigidas a la primera infancia como: el Diseño de PP.PP. pertinentes para la primera infancia; los sentidos y las prácticas que las políticas e intervenciones estatales, privadas y comunitarias asumen tanto en su diseño, como en la implementación y evaluación; la heterogeneidad, fragmentación y desigualdad en las que se desenvuelven; el valor y la importancia de las articulaciones y encadenamientos prestacionales locales y de la interseccionalidad de las políticas a nivel regional; el rol de los actores locales, nacionales e internacionales que promueven y financian las intervenciones y las corresponsabilidades emergentes.

 

Preguntas orientadoras al interior de la mesa

* ¿Cuánto las diferentes políticas alcanzan a promover la inclusión de las niñas, niños y familias?


* ¿Cuánto posibilitan acceder a mayores y mejores niveles de bienestar, y cuanto se transforman en reproductores de políticas que terminan consolidando o profundizando las desigualdades persistentes que alojan la vida de las nuevas generaciones?


* ¿Qué implica el derecho a la educación en Primera Infancia?


* ¿Por qué educar y cuidar en la Primera Infancia?


* Educar y cuidar: ¿Dilema o compromiso?


* En referencia a las políticas públicas en primera infancia ¿Cuáles son las principales características del diseño y las implementaciones Nacionales?


* ¿Cómo articular políticas públicas Regionales en Primera infancia?

 

Objetivos

Objetivo general:
Establecer un proceso de debate y producción colectiva sobre la identificación de los desafíos actuales de las políticas públicas hacia la primera infancia, sus múltiples sentidos y prácticas y el impacto de estas sobre el bienestar de las nuevas generaciones.

 

Objetivos especificos:
* Enriquecer el intercambio regional de prácticas significativas en primera infancia.


* Problematizar las políticas públicas integrales existentes que contemplen a las primeras infancias.


* Visualizar la importancia de la educación específica en primera infancia.


* Colectivizar experiencias de educación-cuidado en la primera infancia a nivel de política pública, formación y prácticas en territorios.


* Enriquecer el intercambio regional de prácticas significativas en primera infancia.


* Promover acciones que respondan a los desafíos actuales en la educación y cuidado de las primeras infancias.


* Problematizar las políticas públicas educativas existentes y que contemplen a las primeras infancias, desde perspectiva de derechos.

 

Pertinencia y justificación

Reconocemos a la primera infancia como ese segmento de la sociedad que incluye a los chicos y chicas hasta los cinco o seis años, cuando ya se encuentran atravesando el pasaje a la escuela primaria.


La Primera Infancia es una categoría relativamente novedosa, incluida en el discurso de lo social a partir de los años ‘70-’80 del siglo pasado, cuando comienza la demanda de educación, de crianza, de cuidado; y empieza a desprenderse del mundo privado de las familias y se constituye como campo de intervención pública, de la política; transformándose en un espacio de disputa y de producción de sentido. 


Una serie de fenómenos y procesos convocó a las niñas y niños más pequeños a la intervención pública y estatal. Si bien sabemos que la humanidad se había estado ocupado de alguna manera del parto y de la sobrevida de los recién nacidos. Es, entonces, el último grupo en reconocerse como categoría particular y diferenciada dentro del mundo infantil.


La Primera Infancia está habitada por niños/niñas; las familias en todas sus conformaciones posibles; las instituciones que darán amparo a las nuevas generaciones, como la salud, el cuidado y la educación en sus diferentes modalidades de atención (formal, no formal, escolarizada, no escolarizada, parvularia); las políticas públicas de todo tipo (las estatales, las del mundo privado, sociales, comunitarias, de las iglesias, de los organismos internacionales, y del mercado), definiéndose de esta manera la relación que se establece -de tensión y de vínculo- entre familia, estado y mercado.


Las desigualdades de clase, género, etnia e ingresos que viven niños/niñas en sus primeros años van a determinar las condiciones de inclusión en el marco de las relaciones económicas y sociales dominantes. La posibilidad de acceder o no a bienes y servicios de calidad, el lugar que ocuparan en el fututo en la división del trabajo va a estar marcado por cómo se atravesó la experiencia infantil.


De acuerdo con los datos de la CEPALSTAT (según datos disponibles al 10/09/2022), son unos 102,8 millones de niños/niñas entre el nacimiento y los nueve años (se toma ese rango etario en función de la información estadística disponible de ese organismo) en América Latina, o el 15,77% de la población total de la región. Estos datos, ayudan a trazar de manera más amplia el panorama social y político en que viven niños/niñas de la región en esta etapa de la vida.


En los últimos veinte años se ha generado una gran cantidad de estudios y aportes teóricos publicados o presentados en congresos, encuentros de entidades gubernamentales, no gubernamentales y de organismos internacionales, que han permitido identificar argumentos que justifican la intervención en materia de primera infancia, desarrollo infantil temprano, desarrollo infantil, atención y desarrollo de la primera infancia, entre las diversas formas de identificar a este conjunto de iniciativas.


La combinación resultante del reconocimiento y ampliación de derechos de mujeres y de niños y niñas, la disputa entre lo público y lo privado, las demandas del acceso a los derechos frente al crecimiento de la pobreza y la desigualdad, y la comprobación científica de la importancia de los primeros años de vida, han ido instalando una serie de discursos, miradas y formas de problematizar la percepción sobre un nuevo sujeto social: los niños y niñas pequeños, y las formas de intervenir en su cuidado, atención y educación.


Esta categoría o campo de la primera infancia es relativamente nuevo, cuenta con reconocimiento desde hace poco tiempo, podemos decir desde las últimas décadas del siglo pasado, cuando deja de alojarse en la exclusividad del mundo privado familiar y se transforma en objeto y sujeto de las políticas públicas. 


Después del descubrimiento de la infancia, que demoró unos cuantos siglos para que suceda, universalizamos el concepto de niñez en general, por ejemplo, en la Declaración de los Derechos del Niño, y, por supuesto en la Convención sobre los Derechos del Niño. Luego necesitamos acuñar un término para todo ese conjunto de sujetos ruidosos y super creativos, que cargan con la pesada identidad de no ser ni niños, ni jóvenes: los adolescentes. Y, ahí, quedaron los más pequeños y pequeñas, los últimos en ser reconocidos. Los últimos son los primeros.


Mucho tiene que ver con esta nueva categoría de los social, la lucha emancipatoria de las mujeres, los nuevos formatos de familia, y el debate sobre la responsabilidad social del cuidado; también el reconocimiento universal de los derechos humanos de los niños y niñas; la infantilización de la pobreza y las desigualdades persistentes; y el aporte de muchas ciencias, que nos aclararon lo trascendental que son esos primeros tiempos de vida.


Pero al recorrer la agenda pública de la primera infancia podemos  identificar y visibilizar la diversidad de sentidos y prácticas que pueden observarse en la implementación de las políticas públicas dirigidas a su  cuidado y educación. Sentidos y prácticas que develan lógicas, implicancias y dinámicas que alojan las políticas sociales destinadas al bienestar de las primeras infancias. 


La agenda está dominada fuertemente, y cómo debe ser, por la intervención estatal, reconociendo también que el bienestar infantil en la primera infancia resulta no solo de las intervenciones públicas, sino que incluye a las familias, las comunidades y el mercado, entre los principales actores institucionales con presencia en el estos tiempos iniciales de vida.


Todas las intervenciones realizadas sobre el universo de la primera infancia, tanto desde las instituciones público/estatales, como desde las privadas, no gubernamentales o voluntarias (ya sea de origen nacional o internacional), o desde las modalidades mixtas que surgen de la articulación o coordinación entre los diferentes formatos, alojan distintos “sentidos” (mandatos institucionales, sociales y políticos; visiones y misiones; responsabilidad ante la aplicación de normas y programas, etc.); y realizan determinadas “prácticas” (formas de organizar la actividad, modelos pedagógicos o curriculares, formatos de intercambios entre adultos y niños, niñas y sus familias, modelos de organización institucional, de relacionamiento con otros actores, etc.). 


Identificar los “sentidos” que albergan las intervenciones institucionales en la primera infancia; y describir las “prácticas” que organizan esas intervenciones permite dibujar el mapa heterogéneo, fragmentado y desigual de la atención y la educación de la primera infancia. Condiciones que se repiten a lo largo y ancho de todo el continente.


En ese sentido, las tramas institucionales, políticas, presupuestarias e ideológicas, ofrecen respuestas que pueden tanto, ofrecer resultados inclusivos, de mejora de las condiciones de vida de las niñas y niños y sus familias, de procesos favorecedores de la experiencia infantil en los primeros años de vida; como, también pueden generar procesos que sostengan y/o profundicen las persistentes desigualdades de la que los niños y niñas más pequeños son víctimas preferenciales.


El atlas de las políticas de cuidado y la educación de la primera infancia es un territorio dinámico que se va modificando y transformando permanentemente y lo conforman una serie poco sistematizada de modelos de intervención. 


Un importante segmento de este mapa lo integra las instituciones que se constituyeron como el primer nivel (inicial o parvulario) dentro de la estructura de los sistemas educativos formales -jardines maternales, de infantes, kindergarden, entre otros-, tanto de gestión pública, como privada. 


Otra parte lo constituye el conjunto de instituciones “no formales”, que han desarrollado novedosas experiencias que en las últimas décadas se han multiplicado por todo el continente. Responden tanto a la gestión de organismos estatales como a la iniciativa de organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales, a instituciones laicas y religiosas, movimientos sociales y políticos, fundaciones empresarias, a grupos de mujeres organizadas, y a una enorme variedad de orígenes donde la mixtura de su nacimiento y sostenimiento dan cuenta de un fenómeno particular y novedoso.


Un tercer conjunto de intervenciones resulta de emprendimientos privados, informales, no regulados: pequeños emprendimientos de mujeres en los barrios de las grandes ciudades, ofertas de actividades lúdicas para familias de sectores medios o adinerados, jardines rotatorios, cuidado organizado entre diversos grupos familiares, clubes de arte y de actividades lúdicas, etc.


La dependencia institucional de los primeros dos conjuntos también varía de país en país. En muchos casos la oferta formal y la no formal están albergadas en los mismos Ministerios de Educación, aunque con formatos diferenciados, con modalidades de intervención distintas, y con identidades diferentes. En otros países la autoridad de aplicación no coincide, y en esos casos la oferta no formal se encuentra fragmentada en múltiples formatos e identidades.


Este complejo entramado de ofertas de cuidado y educación navega en una permanente e histórica tensión de encuadramiento sectorial distribuido entre las áreas de “educación”, “salud”, los organismos de “protección social”, y más recientemente, las áreas de “género”, “mujeres” o “familia”.

 
Millones de niños y niñas  de la más pequeña edad y en toda la región, se vinculan diariamente con adultos -básicamente mujeres- que organizan actividades con ellos, sus familias y la comunidad en la que se encuentran instalados.


Se pueden identificar al menos dos enfoques para la etapa inicial de la primera infancia (los bebés), la primerísima infancia: el anticipatorio, la concepción del bebé como proyecto, como futuro “a proteger”; y el vivencial: el interés en dar cuenta de las realidades y conflictos en el entramado cotidiano entre sus familias, comunidades e instituciones. En términos de presente.


Estas configuraciones encuentran continuidad en las concepciones predominantes que sustentan las intervenciones dirigidas a la primera infancia, la utilitaria: que justifica la intervención en clivaje instrumental, de resultados a ser alcanzados posteriormente, la identificación de los niños y niñas como futuros adultos en proceso de formación, donde prevalecen intereses adultocéntricos, definidos en términos de la estructura social y económica en donde se ubicarán, en representación, a las niñas y niños y sus familias en el presente y en el futuro; y, la de derechos y de trayectoria de vida de los sujetos que pone el acento en la etapa particular de la experiencia infantil que viven los niños y niñas en sus primeros años, y el derecho al acceso a bienes y servicios de igual calidad, más allá de su condición económica, social, geográfica, racial, cultural, religiosa, de género, y del lugar que vayan a ocupar en la estructura social y laboral a lo largo de su vida (Bustelo, 2005).
Hoy pueden observarse, al menos, tres tipos de formatos de políticas dirigidas a la primera infancia en Latam:


* La que mantienen las rémoras de los 90 y la focalización. Que visualizan a la primera infancia (pobre) como un sector de la sociedad que debe ser salvado, que hace foco en la vulnerabilidad, con políticas de bajo presupuesto, sin instituciones, básicamente basadas en el fortalecimiento de las mujeres que tienen a cargo suyo el cuidado.


* Las respuestas sectoriales, históricas, del sector salud, educación, desarrollo o protección social, etc. Hay experiencias integrales, pero la mayoría son fragmentadas. Algunas logran buenos resultados desde una perspectiva sectorial.


* Los modelos más integrales, que buscan ordenar y coordinar a los diferentes actores. Son más estratégicas, combinan lo estructural con lo local. Suelen responder a una autoridad política de alto nivel, y se han impuesto en la región bajo algunos nombres que han pasado a la historia: ChCC, de Cero a siempre, Cuida a tu hijo, Bolsa trabajo, UrCC, Crecer Juntos, etc.


* Los modelos que navegan entre todos los formatos antes mencionados, en una trama institucional que se expresa de manera más compleja, entrelazándose y tensionándose a lo largo de la práctica cotidiana.
Alojar a la niñez, a la primera infancia, requiere de un enorme movimiento social que la abrace. Ese movimiento social debe estar encabezado por los Estados, debe ser normatizado por los congresos y debe ser financiado por los presupuestos nacionales, provinciales y municipales; ese movimiento debe ser fortalecido y protegido por las defensorías, debe ser sostenido por las familias, los organismos internacionales, los medios de comunicación, la academia y la ciencia.